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La porcinocultura en Argentina tiene un futuro promisorio
04 September 2015En el año 1999 la importación de carne porcina y chacinados en Argentina era equivalente a la producción nacional de 6 meses. Ya en 2014, la importación fue equivalente a la producción nacional de 15 días y durante el primer semestre de 2015, los índices productivos reflejan que con sólo 9 días, el sector productor de cerdos en Argentina reemplazaría el total de las importaciones. Escribe Adalberto Rossi, periodista agrario y director de Cátedra Avícola.
Por supuesto que, frente a estos guarismos la pregunta que surge inmediatamente es la siguiente: ¿por qué se sigue importando si hay oferta suficiente? Y la respuesta es muy simple, ya que todo el incremento de producción se canaliza a través de la carne fresco, que no solo es un canal más práctico sino que además es más rentable. Por su parte, la industria chacinadora importadora –que armó su estructura con cortes especiales–, tiene demasiada competencia con su materia prima.
Claramente, para todo hay solución y es más fácil de lo que parece, pero según los distintos actores del sector porcino argentino, es necesario invertir dentro de la cadena de desposte y ver a futuro.
Argentina viene mostrando un gran crecimiento cualitativo en la producción porcina, se ha incorporado genética de muy buen nivel, semejante a otras partes del mundo, con alimentos (maíz y soja) de mejor calidad que en cualquier otra parte del mundo. Argentina dispone de suelo, agua y mano de obra, sólo es cuestión de saber juntar todas esas cosas para hacer una producción de excelencia.
En relación a la composición del sector porcino en Argentina, vale la pena destacar que no son los grandes establecimientos los que motorizan la producción, sino la franja de pequeños y medianos que se tecnifican y aumentan el volumen de sus sistemas. Más del 90 % de los productores porcinos del país poseen entre 1 y 100 cerdas, mientras que sólo el 2 % está representado por grandes establecimientos, con más de 200 madres. De ahí la la necesidad de planificar la estructura del sector y promover el trabajo asociativo entre los pequeños y medianos productores, ya que son los que deben adecuarse a las futuras exigencias del mercado, mejorar la eficiencia e incrementar la escala.
Según datos del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) correspondientes a marzo de 2015, la Argentina presenta un total de 65.000 establecimientos porcinos –entre pequeños, medianos y grandes– que, en general, destinan su producción de carne para consumo y fabricación de elaborados.
Con más del 70 % de los cerdos del país, la producción argentina se concentra en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos. No obstante, vale la pena destacar la expansión del sector: las regiones del Noreste y del Noroeste han crecido a un ritmo sostenido así como otras áreas no tradicionales como Cuyo y Patagonia, donde la cría de cerdos mostró un incremento constante en número de productores y stock.
Factores de crecimiento
Los factores que movilizaron el crecimiento del sector porcino fueron el aumento del consumo de carne de cerdo –sobre todo de carne fresca– que se incrementó un 164 % en los últimos 20 años, y la adopción de tecnología. En este sentido, la mayor parte de los cambios tecnológicos se registraron en los estratos más grandes, de lo que se desprende laimportancia del asociativismo como estrategia para incentivar la competitividad de pequeños y medianos criadores.
En relación al crecimiento del consumo, los especialistas destacan entre otros factores –que vuelcan a los clientes a comprar más cerdo– el de la alimentación de los animales: "no es lo mismo que antes, cuando el cerdo que llegaba a los consumidores era alimentado con cualquier cosa. Ahora, el alimento balanceado le da un gusto especial a la carne y la gente la acepta cada vez más en sus distintos cortes: pechito con manta, bondiola, jamón, costillas y paleta", señalan.
Así, el consumo de carne porcina ocupa un espacio cada vez más preponderante en la mesa de los argentinos, tanto por las bondades del producto para la alimentación como por un cambio de hábitos gastronómicos.
El consumo per cápita de carne de cerdo en el país pasó de 9,8 kilos en 2013, a 15 kilos en la actualidad, logrando un crecimiento realmente importante, según datos de la Asociación Argentina de Productores Porcinos.
Actualmente, la carne de cerdo ha ganado un espacio grande en las góndolas de los supermercados, al lado de la bovina, la aviar y del pescado, con cortes tales como nalga, pechito con manta y bondiola.
“Por cada kilo de carne de cerdo que entra al sistema que comen los argentinos, hay un kilo de carne vacuna que se podría exportar si se dieran las condiciones", señaló Juan Luis Ucelli, Presidente de la Asociación Argentina Productores de Porcinos (AAPP), entidad que nuclea a los productores locales. "Es una estrategia interesante, pensando que estamos hablando de una carne que vale 3 mil dólares la tonelada, que nos permitiría exportar otra que vale entre 5 y 15 mil dólares la tonelada”, indicó el dirigente.
Datos estadísticos de la porcicultura argentina
Actualmente, Argentina consta de 3.000 productores con más de 20 madres cada uno y cuenta con un stock de 4,2 millones de animales, de los cuales 370.000 son las madres que gestan a los lechones.
Durante 2014 se faenaron 6 millones de cabezas y se prevee para 2015 alcanzar un objetivo de 7 millones de cabezas.
Según datos brindados por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), la faena de cerdos en Argentina durante el primer semestre de 2015 alcanzó las 2.637.249 cabezas, un 6,52 % más que a igual período del año anterior cuando la faena se ubicaba en 2.475.833 cabezas.
En cuanto a la producción, el SENASA da cuenta –durante el primer semestre de 2015– de 231.031 toneladas de res con hueso, es decir, un 7,35 % más que durante el mismo período de 2014, cuando la producción alcanzaba las 215.222 toneladas.
Por otro lado, durante los primeros seis meses de 2015 se registró un consumo de 15 kilos de carne porcina por persona por año, compuestos por 3,5 kg. de chacinados y 11,5 kg. de carne fresca, reflejando un crecimiento del 12 % interanual.
Respecto de las importaciones, las mismas se ubican por debajo del 2% de la producción nacional y tienen como destino único a la industria chacinadora. Según estimaciones del Ministerio de Agricultura de la Nación, en 2014 el país compró 8.929 toneladas de carne porcina en el exterior, con relación a las 48.080 adquiridas en 2010.
Perspectivas del sector porcino
Las previsiones indican un rodeo de 6.500.000 cabezas para fines de 2015 y un consumo aproximado de 20 kilos por persona por año para 2020.
Pero la mirada al futuro inmediato –luego de las elecciones presidenciales del mes de octubre– por parte del sector productor, está centrada en un necesario mejoramiento del tipo de cambio, en la eliminación o disminución de las retenciones a las exportaciones, y en la eliminación del Registro de Operaciones de Exportación (ROE). El potencial escenario contempla proceso de mejora del tipo de cambio, algún nivel de respuesta para las retenciones a las exportaciones –no eliminación–, y la eliminación (quizás rápida) de los ROE.
También es necesario tener en cuenta que si cambian las condiciones en la comercialización del maíz se puede afectar al sector porcino, de la misma manera que si se recompone el negocio de exportación de carne vacuna sería una buena noticia para el productor porcino, que continuaría con el proceso de sustitución.
Lo que está claro es que el sector, en su conjunto, necesita imperativamente apuntar a un proceso de mayor eficiencia. Un ejemplo de ello surge con las orejas, patitas, colas y otras partes del cerdo que, generalmente, en Argentina se desechan, mientras que en el sudeste de Asia se paga más de US$ 7.000 la tonelada.
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