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Argentina: el sector porcino mantiene buenas perspectivas para 2016
15 February 2016La actividad porcina es considerada una producción ganadera de importancia en la Argentina, con un gran potencial para seguir creciendo y presenta un escenario favorable con buenas perspectivas. Escribe Adalberto Rossi, periodista agrario y director de Cátedra Avícola, Argentina.
En los últimos años, ingresó un gran número de nuevos productores a la actividad, al tiempo que los que ya existían dentro del mercado, aumentaron su escala durante el 2015 y dieron cuenta de una mejora en sus establecimientos productivos.Los principales actores del sector consideran que 2015 cerró con un balance positivo. Con 30.000 madres más en producción, repartidas entre grandes y pequeños productores de todo el país, y con un importante nivel de inversiones, superior a 54 millones de dólares.
El entorno natural de la Argentina favorece la producción agroindustrial. La disponibilidad de suelos, climas, superficies y agua, posibilitan al sector porcino argentino desarrollarse plenamente, respetando el medio ambiente, el bienestar animal, aplicando las medidas de bioseguridad en los establecimientos de producción primaria.
La tecnología aplicada a la producción de carne porcina ha mejorado notablemente, acompañada por estrictos controles que permite certificar la producción como “libre de enfermedades”.
Entre los objetivos de la cadena porcina argentina, el más ambicioso para 2016 se encuadra en abastecer definitivamente a todo el país. Es decir, no depender de las importaciones sino conseguir el abastecimiento completo del consumo doméstico. Incluso, a partir de esta situación, pueden surgir algunos excedentes o algunas producciones específicas para nichos especiales de otros países en desarrollo, que puede derivar en una buena fuente de ingreso a través de la exportación.
Integración horizontal
Respecto de la integración entre pequeños y grandes productores –una tendencia creciente en Argentina–, se estima que más allá de las buenas perspectivas para la explotación de la actividad porcina en Argentina, la misma se tornará muy difícil para aquellos productores que no se asocien de forma horizontal con el foco puesto en la escala.
Asimismo, las integraciones verticales de momento no se han desarrollado en el país, y difícilmente se desarrollen, a excepción de los sistemas cooperativos, donde los distintos miembros participan de todo el negocio.
El concepto de integración está estrechamente ligado con el de agregado de valor en origen, práctica que ya es una realidad en la Argentina, ya que ha ingresado a la actividad porcina un número importante de productores agrícolas, quiénes al no poder ampliar el área sembrada, optaron por darle un mejor valor a los cereales que producían a través del cerdo.
Frente a la eventual sustitución del consumo de la carne vacuna, como consecuencia de su encarecimiento debido a la necesidad de recomponer el rodeo y recuperar mercados en el exterior, se estima que la producción porcina aportará 2 kilos más per cápita durante 2016 y otros 2,5 kg en 2017. Desde el sector sostienen que tienen la capacidad para aumentar esa oferta hasta duplicarla elevando el peso de faena, pero se deben dar otras variables que al momento no están.
Lo cierto es que están dadas todas las condiciones para que el sector siga creciendo, aún frente al encarecimiento de la materia prima –maíz– que le quitará algo de rentabilidad, pero que de todos modos le permitirá a la producción porcina continuar con números positivos.
Datos estadísticos
Según datos brindados por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), la faena de cerdos en Argentina durante el año 2015 superó los 5 millones de cabezas. En cuanto a la producción, el SENASA da cuenta que el sector porcino en Argentina alcanzó las 450.000 toneladas de res con hueso, reflejando un incremento del 10 por ciento en relación al año 2014.
Por otro lado, durante 2015 se registró un consumo de 15,5 kilos de carne porcina por persona por año, reflejando un crecimiento del 7% interanual y estableciéndose una proyección de crecimiento hacia 2019, de 21 kilos por persona por año.
El crecimiento del consumo de carne porcina en el país tiene directa relación con su precio respecto de los cortes vacunos. Lo cierto es que si la carne de cerdo no está –como mínimo– un 10% más barata que la vacuna, no se vende.
Respecto de las exportaciones, por ahora solo se venden subproductos como vísceras, patitas y cortes que no se consumen en el mercado argentino. Vale la pena destacar que se está trabajando en el armado de un consorcio de exportación de los propios productores, que tiene como objetivo abrir mercados con vistas al futuro.
En referencia a las importaciones, los principales actores del sector consideran que siempre existirán las importaciones argentinas de carne de cerdo brasileño porque hay estructuras de chacinerías armadas para producto congelado que es lo que se importa. El objetivo no es reemplazar importaciones –que son reducidas, tan solo el 3% del consumo argentino– sino tener una balanza comercial favorable.
Porcicultura argentina: perspectivas
Indudablemente, el cambio de Gobierno en Argentina, y las nuevas medidas adoptadas tanto en el ámbito económico, como así también en los distintos sectores productivos, afectarán –en menor o en mayor escala– al desarrollo de las mismas.
En relación al ajuste del tipo de cambio, se debe tener en cuenta que es parte de un paquete más general vinculado al sector agropecuario. Lo importante es tener en claro que la combinación de la eliminación del “Registro de Operaciones de Exportación (ROE)” –herramienta que el Gobierno anterior había creado en 2006 con el objeto de registrar y monitorear las operaciones de exportación de carnes rojas para garantizar el abastecimiento del mercado interno–, con la eliminación de retención a la exportación de la carne vacuna, más un salto devaluatorio, genera un nuevo escenario de negocios en el sector de la carne vacuna.
En ese sentido, se da por sentado es el actual Gobierno aplicará una serie de medidas de promoción de la carne vacuna para intentar regresar a los mercados internacionales, lo que provocará una merma en la oferta para el mercado interno, con su consecuente encarecimiento.
Detrás de la suba en el precio de la carne vacuna, se acelerará la sustitución por las carnes de pollo y de cerdo. De ahí que se espera en el corto plazo, la suma del consumo de carne aviar y porcina en Argentina sea superior al consumo de la carne vacuna por primera vez en la historia.
En este escenario, el productor porcino está mirando una foto compleja, porque está frente a un aumento de costo de producción, donde además es muy probable que una parte de la sociedad argentina registre una pérdida de su poder adquisitivo, lo que implicará un amesetamiento en el nivel de consumo.
Eficiencia e inversión
Evidentemente, van a existir diferencias importantes en relación a los productores porcinos que son eficientes y los que no lo son, ya que con altos márgenes de rentabilidad se podían tener 27 capones por madre al año o 10 capones por madre al año, pero todos los productores obtenían una buena rentabilidad; pero lo cierto es que desde ahora esto no será así y vamos a un sinceramiento en ese proceso que va a conducir a una carrera por la escala y la eficiencia.
El sector porcino necesita, además de una mayor eficiencia en el primer eslabón de la cadena, un proceso de inversión importante en toda la cadena de valor, en todos los ciclos productivos.
En otro orden, Brasil está en un claro proceso recesivo, y Rusia –su principal cliente– también está en recesión; es decir que en Brasil se está acumulando stock de carne porcina. Habrá que ver qué posición adopta el gobierno argentino en relación al ingreso de carne porcina desde Brasil.
Más allá de todas estas consideraciones, no hay dudas de que el sector porcino en Argentina seguirá creciendo, pero al mismo tiempo está claro que tendrá un margen de rentabilidad menor a la que tuvo durante los últimos años.
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