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Para combatir la inflación hay que defender al pequeño productor
22 January 2019ARGENTINA - A pesar de la prédica oficialista, gracias a las políticas que arrancaron en los 90 pero se afianzaron con ganas durante la "década ganada", la Argentina está firmemente inserta en el mundo. En términos globales, funciona un sistema alimentario integrado, que actúa en forma coordinada y se basa en tres capítulos: una manera de producir alimentos, determinada metodología de comercialización y distribución a partir de grandes cadenas y, por último, un modelo de consumo alimentario.
Se denomina "mundialización" al proceso de "homogenización de la diversidad". En el ámbito alimentario, quiere decir que los mismos productos pueden encontrarse en todo el mundo. Pueden tener un origen distinto pero, en general, siempre son los mismos o, en todo caso, muy parecidos. Por ejemplo, el mismo pan lactal que puede adquirirse en supermercados de Bariloche, está presente en el DF mexicano o en otras latitudes más lejanas aún.
La noción de "corporativización" tiene que ver con la tendencia de la cadena alimentaria de convertirse en una red que conforman productores, elaboradores y distribuidores. Las situaciones varían según las geografías pero, en general, los tres actores tienden a integrarse en forma vertical y establecen mecanismos de colaboración para lograr un producto de determinadas características, reporta CIAP.
Por ejemplo, una gran productora de pollo se alía con una empresa que filetea y preparara la carne en bandejas o fábrica un plato precocido. El terceto se completa con la cadena de supermercados que vende los productos al consumidor.
Es, en realidad, la manera de comercializar los alimentos el hecho que condiciona las características de toda la cadena. Tanto el productor, como el elaborador y el distribuidor son globales. Además, la cadena arranca antes del productor, con el sector que le suministra los recursos necesarios: fertilizantes, semillas, herbicidas y razas animales, que también son globales y tiene las mismas características de corporativización.
Por su parte, el fenómeno de la concentración hace referencia a que cada vez existen menos de esos actores globales. Al final, es un puñado de empresas el que, en realidad, define el funcionamiento de la cadena alimentaria o, por decirlo de otra manera, los precios que pagamos y también los productos que consumimos. Por ejemplo, a escala planetaria son 10 las compañías que controlan el 62 por ciento del mercado mundial de la sanidad animal, es decir, vacunas, antibióticos y suplementos alimentarios. Las tres más grandes controlan el 30 por ciento del mercado.
En Brasil, principal socio comercial de la Argentina, sólo tres empresas controlan el 60 por ciento del mercado de leche. El proceso de concentración implicó una reducción drástica en el número de tamberos que suministran leche a esas compañías.
Al igual que en la Argentina, se cuentan en decenas de miles los que desaparecieron. Es verdad que el proceso comenzó durante el más descarnado neoliberalismo, pero las experiencias "progresistas" no pudieron o no quisieron torcer el rumbo de los acontecimientos.
El fenómeno de la concentración también se registra en los países poderosos. La compañía Tyson se erige como el mayor productor y procesador de carne del mundo. En Estados Unidos, controla el 25 por ciento, el 27 por ciento y el 21 por ciento de los mercados de carnes de pollo, bovino y cerdo, respectivamente. Como no podía ser de otra manera, el principal cliente de Tyson es la mayor empresa de distribución, que tiene presencia en Bariloche. Además, Tyson participa del 18 por ciento de todas las exportaciones mundiales de pollo.
Del otro lado del océano, se registra un fenómeno similar. The Danish Crown es un grupo danés que se convirtió en el principal productor y procesador de carne de cerdo de Europa. Además, controla el 90 por ciento del mercado de la carne porcina en su propio país. Esta concentración que se registra en la producción y elaboración tiene su parangón en el mercado de la distribución, es decir, el último eslabón.
Un volumen creciente de los alimentos que se consumen en todo el mundo es controlado por las 30 primeras empresas de distribución. Una sola de ellas vende casi 1 de cada 4 alimentos que se venden en todo el planeta. Como puede advertirse, esta situación no sabe de equidad. En Europa, se calcula que, dentro de poco, el 75 por ciento de las ventas de alimentos se hará en establecimientos de esa índole.
En España, el 85 por ciento se vende en supermercados e hipermercados. En Latinoamérica, se sigue exactamente el mismo esquema y la Argentina no es la excepción. En todas latitudes se encuentran las mismas transnacionales de distribución de alimentos. Cada vez más, la única manera de llegar al consumidor... Y por último, pero no menos importante, mucha responsabilidad tiene en la persistencia de la inflación.
Del equipo de redacción de ElSitioPorcino