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Mitos sobre la desinfección de los galpones porcinos
06 July 2016Estudios han demostrado que algunas bacterias que han desarrollado una resistencia a determinados antibióticos también pueden volverse resistentes a determinados desinfectantes. Por lo tanto, la situación se tiene que gestionar bien para evitar la resistencia.
Artículo de Glenneis Kriel, periodista, Sudáfrica.
La bioseguridad y la desinfección siempre han quedado relegadas a un segundo plano a la vez que se ha favorecido al uso de vacunas y antibióticos para controlar la propagación de enfermedades.
Pero la situación empieza a cambiar, debido al problema de la resistencia bacteriana y su posible efecto en la salud de las personas. No obstante, existen algunas ideas erróneas con respecto a la desinfección que podrían debilitar dicha línea de defensa.
No todos los virus reaccionan del mismo modo a la desinfección
Según Robert Bragg, profesor del Departamento de Bioquímica Microbiana de University of Free State en Sudáfrica, hay que tener en cuenta en primer término que la desinfección tiene la misma eficacia con todos los virus. La realidad es que hay dos tipos de virus: virus con y sin envoltura.
“Los virus con envoltura disponen de una membrana lipídica, como si de una burbuja de jabón se tratase, que se puede descomponer con distintos tipos de desinfectantes. Una vez destruida la membrana, el virus no puede afectar al huésped”.
“Los virus sin envoltura no tienen dicha membrana lipídica, pero sí tienen una cápside que es muy difícil de destruir. De hecho, solo unos pocos tipos de desinfectantes son efectivos contra dichos virus”, explica el profesor Bragg.
Esto es un problema grave dado que significa que la mayoría de los desinfectantes tendrán una eficacia nula contra los virus sin envoltura problemáticos, como los adenovirus, los reovirus y muchos virus entéricos.
Los virus entéricos tendrán un impacto negativo en el rendimiento animal general y afectarán negativamente el índice de transformación de alimento.
Cuidado con los pediluvios
Otra idea errónea tiene que ver con el uso de lavaderos o pilas para lavarse las botas (pediluvios) como medida de bioseguridad. Los pediluvios son importantes, pero se tienen que usar correctamente, según comenta el profesor Bragg.
“A menudo he visto que las personas entran a las granjas con el calzado sucio. Sencillamente pasan por los pediluvios y piensan que con eso basta para evitar que las enfermedades se propaguen en la granja.
No obstante, los pediluvios sirven para desinfectar; no para limpiar las botas. Si las botas están muy sucias, se deben limpiar antes de proceder con la desinfección”, comenta.
Una buena solución podría ser suministrarles a los empleados un calzado que solo se utilice en el galpón y que no se pueda sacar de allí. Asimismo, el calzado debe desinfectarse. El profesor Bragg también comentó que los pediluvios deben lavarse adecuadamente a diario y tan pronto como el agua empiece a estar sucia.
Asimismo, otra idea errónea es que la eficiencia de los desinfectantes se puede medir realizando un recuento bacteriano.
“Me he encontrado con algunos productores que toman muestras de la población bacteriana como indicio de si el desinfectante surte efecto o no”.
“Esto no sirve para nada, dado que no existe una correlación entre la eficacia de un producto para eliminar los virus sin envoltura y el recuento bacteriano”, acota.
Resistencia a los desinfectantes
Pese a que la resistencia a los desinfectantes es un tema que genera cada vez más preocupación, no llega a tener la misma magnitud que el problema de la resistencia bacteriana, según el profesor Bragg.
No obstante, los estudios han demostrado que algunas bacterias que han desarrollado una resistencia a determinados antibióticos también pueden volverse resistentes a determinados desinfectantes, dado que los genes correspondientes a ambos tipos de resistencia pueden estar presentes en los mismos plásmidos. Por lo tanto, la situación se tiene que gestionar bien para evitar que se repita, al igual que con los antibióticos.
Por dicho motivo, el profesor Bragg aconseja a los productores que compren un producto que sea efectivo contra los virus sin envoltura.
“A menudo se puede adquirir este tipo de productos con una larga lista de todos los virus que elimina, pero cuando se lee la información con detenimiento descubrimos que los virus sin envoltura (como el virus que provoca la enfermedad de bursitis infecciosa y los virus intestinales) no figuran en dicha lista. Por ende, los productores también tienen que comprar un producto que sea efectivo ante dicho tipo de virus”.
Los productores también deben asegurarse de seguir las instrucciones a la hora de emplear los productos. Según el profesor Bragg, muchos desinfectantes buenos son caros, así que en vez de usar dichos productos siguiendo las instrucciones, los productores intentan ahorrar dinero al diluir el producto o disminuir la concentración con la que lo usan.
“Hacer esto es tirar el dinero, dado que el producto no va a surtir el mismo efecto y podría provocar gastos veterinarios adicionales, así como contribuir al desarrollo de una resistencia”, comenta.
El profesor Bragg desaconseja el uso de productos que recomiendan diferentes diluciones en función de diferentes condiciones. “Hacer esto solo complica las cosas. Prefiero un producto que funcione en todos los casos indicados utilizando la misma dilución”, dice.
Aún se sigue debatiendo con respecto a si es necesario hacer un uso rotativo de los desinfectantes en función de su acción, que es lo que se hace comúnmente con los antibióticos.
El profesor Bragg no considera que sea necesario aún. Aconseja a los productores que hablen con los fabricantes y que les pregunten si están teniendo algún problema con determinados desinfectantes. De este modo, los fabricantes pueden decirles cómo evitar dicha situación.
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