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Centroamérica come cada vez más cerdo
20 October 2015CENTROAMÉRICA - Los centroamericanos están comiendo cada vez más carne de cerdo. A la cabeza está Costa Rica, con un consumo per cápita de 13 kilos en 2014.
Según indica El Economista, y aunque nadie se la iguala, todos los mercados están demandando más. En la plaza costarricense en 2011 el consumo era de 10.1 kilos, en el caso salvadoreño de 2011 a 2014 se duplicó la cifra (creció 133 %) llegando a 3.5 kilos; en Honduras en 2014 se consumían 4 kilos per cápita; 7 kilos en Guatemala y 2 kilos en Nicaragua.
En el caso costarricense el consumo se ha mantenido en crecimiento ubicándose como el segundo en mayor ingesta de esta carne en Latinoamérica, comenta Alexandra Urbina Bravo, gerente del programa nacional de cerdos del Ministerio de Agricultura y Ganadería de Costa Rica (MAG).
Esto se debe a una campaña para incentivar su consumo.
El Salvador no se ha quedado atrás, y vallas y muppies en las carreteras invitan a comer carne de cerdo a los transeúntes, ya que la Asociación Salvadoreña de Porcicultores (ASPORC), emprendió un esfuerzo por financiar una campaña masiva para incentivar su consumo como una carne magra.
Roberto Jovel, presidente de ASPORC, reconoce que los 2 kilos de crecimiento en el consumo de carne por persona al año se deben a la campaña.
Jovel señala que ese esfuerzo llevó a otro nivel al sector porcino con la apertura de restaurantes especializados. Ahora ya hay cinco marcas en el país con varias sucursales.
La producción también mejoró por el aumento del consumo y por mejorar la genética de los lechones. Actualmente, la producción salvadoreña es de 800 toneladas métricas de carne porcina al año. Mientras que se importan cerca de 2,000 toneladas métricas casi en su totalidad de Estados Unidos. De modo que en las mesas se sirve un 40 % de carne fresca producida en el país y un 60 % importada.
En Costa Rica, con datos a 2012, la producción local era de 55,438 toneladas métricas de carne con lo que abastecen hasta en un 90 % el consumo nacional. El 10 % que se importa proveniene principalmente de Estados Unidos y una pequeña parte de Canadá.
Pero los porcicultores de Costa Rica y El Salvador, quienes en los últimos años han invertido esfuerzos para aumentar el consumo, tienen una preocupación extra, un desafío mayor de cara a 2020: la entrada de carne de cerdo desde Estados Unidos con 0 % de arancel.
La liberación del producto a la vuelta de cinco años se da en el marco del Tratado de Libre Comercio entre la región y Estados Unidos (CAFTA-DR).
Federico Fernández, director general de Agroindustria San Julián, en El Salvador, señala que el sector requiere con urgencia de una mejora en la competitividad para hacerle frente al competidor más temido.
Jovel, de ASPORC, agrega que la producción en volumen de carne de cerdo estadounidense y ser los productores de la materia prima para alimentar a los cerdos los pone en desventajas competitivas serias.
Para competir hacia 2020 y no ser golpeados con la entrada de carne más barata la tarea es grande.
Los productores salvadoreños señalan que una tarea pendiente y que podría ponerlos a competir en igualdad de condiciones es la certificación internacional de un rastro para poder exportar al mercado estadounidense y al resto de Centroamérica.
El proyecto del rastro certificado lleva años en el tintero, de hecho, avanzó considerablemente y ya se encuentra en la etapa del banderillazo final de parte del Gobierno, debido a que se inició como un asocio públicoprivado. Sin embargo, se ha estancado por la parte pública, señala ASPORC.
Los porcicultores salvadoreños lamentan que no exista un diálogo con el Gobierno para paliar la situación venidera en conjunto.
En la trinchera costarricense, el sector porcino es un rubro sensible dentro de las políticas alimentarias, por eso mismo se ha convertido en un tema prioritario para la administración actual.
Urbina, del MAG en Costa Rica, señala que ya está trabajando para aumentar la producción en un 6 % en los próximos cinco años. Para esto están buscando alternativas para abaratar los costos de producción, que en un 85 % son por alimentación, mediante la producción de sustitución de soya y maíz por harina de yuca amarga. Además, se está buscando que el consumidor tenga una identificación directa con la carne de cerdo local.
La región en su totalidad se verá afectada por la apertura del mercado. Pero la magnitud del impacto en los productores dependerá de cuánto se hayan preparado estos años y los venideros.
Del equipo de redacción de ElSitioPorcino