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Importaciones brasileñas causan dificultades en especial a los productores más pequeños
13 June 2022ARGENTINA - Preocupa la gran importación de cortes provenientes de Brasil cuando la producción argentina de carne porcina es suficiente para cubrir la demanda. Además, genera salida de dólares en un contexto de escasez de divisas. La producción porcina venía desarrollándose muy bien hasta que en los últimos meses empezaron a aparecer obstáculos, que, sin impedir el avance de la porcicultura en el país, sí la complican. Algunas veces son dificultades severas, sobre todo para los productores más pequeños.
Es que, debido al conocido incremento del precio de los alimentos balanceados, de los granos y en especial del maíz, y la suma de otros problemas como el atraso cambiario, el ingreso cada vez más notorio de importaciones desde Brasil y hasta dificultades por la acumulación de IVA en crédito fiscal sin posibilidad de ser reutilizado, se vuelve más difícil el manejo de las granjas porcinas.
Respecto al ingreso de cortes de cerdo brasileños hay no sólo una competencia con la abundante producción nacional sino que desde las granjas argentinas se cuestionan aspectos como que se trata de carne congelada que se comercializa como fresca y que además incluye ractopamina, un anabólico que reduce la grasa en la carne y potencia la transformación de alimento en músculo y que en Argentina está prohibido (al igual que en otros 150 países), pero que Brasil lo utiliza, reporta Puntual.
El titular de la Federación de Productores Porcinos, José Dodds, sostuvo que “mayo, que todavía no tenemos los datos finales, creemos que va a estar cerca de los 4 millones de toneladas importadas. Eso implica unos 10 millones de dólares, más lo acumulado en los meses previos, y la verdad que son cifras muy importantes”.
Actualmente el mercado esta terriblemente pesado para el productor porque por un lado el consumo está creciendo y la producción también. En particular la producción viene ampliándose y siendo cada vez más eficiente, pero no hay fluidez del mercado. Un precio que está estacionado es el del capón, pero que no se refleja en los supermercados. “En paralelo traemos una producción desde Brasil que tiene una situación de quebranto en el sector porque los productores allá pierden 2,7 reales por kilo de porcino vendido”, explica Dodds.
La mercadería ingresa a la Argentina a un precio muy barato, algo así como 2,3 dólares el kilo, que serían menos de 300 pesos. Pero eso tampoco implica que esté bajando en la góndola el valor. Eso no sucede, y se aprecia como una especie de oportunismo de algunos.
Hay grandes empresas que están dentro de la cadena, como fábricas de chacinados, que estaban necesitando algún corte adicional de bondiola, por ejemplo, y en ese sentido no tenemos problemas. Pero ese no es el caso, acá se está importando carne congelada en media res y que, además, como preocupación adicional, se vende como carne fresca.
¿Cómo impacta eso en las granjas argentinas?
“Frente a todo esto el productor argentino observa que hay un sobreabastecimiento de producto y entonces empieza a haber acumulación de stock en algún lado. Es en la carnicería, en el frigorífico, en la cadena comercial o en las granjas, donde no se encuentra salida. Esto perjudica al productor cuando queriendo sacar un animal de calidad, magro, como el que nos gusta consumir, no puede y lo debe tener más tiempo, dándole más alimento para tener al final el mismo precio. Entonces el perjuicio al productor es más grande de lo que se piensa, en una cadena que tiene más de 93 mil puestos de trabajo en el país”, comentó.
Lo peor de todo es que afecta y perjudica al productor más pequeño. Quien produce su maíz puede tener un lucro cesante, pero no va a tener pérdida. Cuando se observa al porcicultor más al chico, que compra alimentos y no tiene espalda para sostener la situación, se ve que la está pasando mal.
¿Cómo se soluciona el problema?
La Federación de Productores Porcinos solicita cosas razonables, licencias de importación no automáticas; y lo plantea de forma continua. Otro tema que preocupa es que en Argentina no se puede utilizar la ractopamina, un anabólico que se administra para que el cerdo no produzca grasa y tenga mejor transformación de comida en carne. De hecho, está prohibido en Argentina y en otros 150 países, pero en Brasil sí lo están utilizando. Eso no sólo es una ventaja económica para los productores brasileños, sino que además se introduce en el país carne que contiene un producto que en Argentina no se puede utilizar. Eso les mejora la conversión de alimentos y además para la importación se gastan dólares que el país no tiene.
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Del equipo de redacción de ElSitioPorcino