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Familia que apostó por el sector porcino y hoy vende su producción en carnicerías propias

02 December 2022

ARGENTINA - Sin provenir de una familia rural, los hermanos Irigoyen decidieron invertir en el campo hace 20 años. Primero se dedicaron a la agricultura, después montaron un feedlot y ahora tienen una granja porcina, con venta al público en carnicerías propias.

Su padre, Horacio, es sociólogo y su madre, Silvina, es asistente social. Martin y Pedro, son licenciados en ciencias de la comunicación. Juan, es sociólogo y director de cine, y el cuarto, Francisco, se desempeña como abogado y es con quien hoy lleva adelante la empresa familiar.

Martín y Francisco decidieron invertir en campos, compraron y alquilaron la tierra. Hoy, 20 años después, producen granos, que convierten en carne de cerdo, que luego faenan y venden en los mostradores de sus propias carnicerías. Un camino de 360 grados en el que han mejorado mucho a partir de la eficiencia, pero también saben que les queda mucho por recorrer, reporta TN.

El corazón de la empresa está en Gualeguaychú. En el 2017 abrieron dos carnicerías, una en pleno centro y otra en las afueras. Los campos están en Talita (60 km al norte) y Pehuajó Sud (35 km al oeste). En la venta al público, tratan de vender cortes equivalentes a los bovinos, como nalga, cuadrada, asado... O hacen milanesas y hamburguesas. Tienen buena aceptación, reporta TN.

Los campos son típicamente ganaderos, pero practican la agricultura. Los Irigoyen producen granos pensando en los cerdos: básicamente soja (que se canjea por harina o expeller) y maíz, pero también, en algún momento en particular han sembrado trigo (para reemplazar al maíz), sorgo y arveja.

Cerdos

“Cuando tomamos la decisión de los cerdos, teníamos 400 hectáreas (hoy 550) y con eso no podíamos vivir todos, porque empezás a tener problemas de escala y el número no da. Por eso, empezamos a ver cómo podíamos agregar valor”, relató.

“El feedlot fue la primera opción y lo hicimos un tiempo. Es un negocio muy dependiente del precio del ternero. También evaluaron dedicarse a la crianza de pollos, actividad muy difundida en Entre Ríos, pero Irigoyen contó que “pocas empresas manejan casi todo el negocio y es difícil”.

Así, llegaron a los cerdos. “Una actividad no muy difundida en la zona, que no está concentrada y tiene buenos números de conversión. Nos pasamos dos años conociendo gente y visitando granjas hasta que nos decidimos a arrancar”, contó Irigoyen.

Las claves del negocio

Alimento

Actualmente están concentrados en la producción de granos y cerdos. Dejaron la ganadería bovina y las cosechadoras que tenían. El 70% del maíz que consumen los cerdos de la granja es propio. “El resto lo compramos y lo guardamos para cuando falta”, relató el productor. Tener el alimento propio da estabilidad y si hay que salir a buscar afuera siempre está el ojo de un nutricionista, que arma las dietas para no perder eficiencia.

“La clave del negocio pasa por ser muy prolijo en la parte productiva. La granja de cerdos es un lugar donde todo se mide o debería medir y contabilizar, porque en la medida en que tenés claros los datos productivos de tu granja podés saber dónde apuntar para mejorar. Todo se tiene que registrar, una parte es tener la información, la otra traducirla para tomar las decisiones adecuadas”, resumió Irigoyen.

Personal

En ese camino, el personal es un aspecto fundamental, porque con los registros comienza toda la cadena. “Tenemos alrededor de 50 empleados entre todos los eslabones del negocio, gente con ganas de trabajar encontrás, lo que pasa que muchos no saben lo que significa trabajar en equipo y falta capacitación, por eso tenés mucha rotación”, lamentó.
“Cuanto más automatizada esté una granja mejor es, redunda en beneficios para los dueños, para el personal y para los animales. Estoy convencido de que cualquier dinero que uno tenga, si todavía no automatizó algunos pasos clave tiene que hacerlo”, recomendó Irigoyen.

Nutrición

Otro de los pilares, explicó, es la nutrición. Tanto porque debe ser buena y eficiente, como porque es fundamental para la rentabilidad final del negocio. “Nosotros hace más de un año que hacemos nuestra propia comida y eso fue un cambio muy importante a nivel costos y producción. Tiene riesgos y hay que ser muy profesional. Pero, por ejemplo, en la parte de núcleos hoy nos sale la mitad que antes, es mucha diferencia”, compartió Irigoyen.

Sanidad

En cualquier producción con tanta concentración de animales la sanidad es fundamental. Pero haciendo un seguimiento y estableciendo los planes correctos todo va bien.

Genética

En cuanto a la genética, multiplican las propias madres. Es una granja cerrada en la que no entra ningún animal de afuera. “La nutrición, el manejo y las instalaciones son importantes para que esa genética se exprese”, indicó. El ciclo es así: las futuras madres se seleccionan a los 150 días, según un estándar ya preestablecido y se ponen en un lugar para detectarles celos. Ahí están hasta los 220 días o 140 kilos.

Después se inseminan y a los 114 días paren y van a un galpón de maternidad donde nacen los lechones, que están 3 semanas con su madre hasta que se destetan con 5, 6 o 7 kilos. El promedio de destete es de 12 lechones por madre. De ahí van a un galpón de recría donde están 7 semanas y van a los engordes a los 70 días con 30 kilos, donde están 100 jornadas en los que tienen que llegar a 110 kilos para ir a faena.

“El peso de faena está determinado por espacio y la rotación que hacemos. No tenemos lugar para subir el peso, aunque bien podríamos llevarlos hasta los 125 kilos, dado que la conversión de alimento en carne sigue siendo buena hasta ese peso”, explicó Irigoyen.

Actualmente

“Hoy el negocio está bien”, aseveró Irigoyen y explicó: “En 2015, la evaluación que hicimos no fue buena, porque la idea era que no se iba a privilegiar el mercado interno y cuando se abren las importaciones sin condiciones, a nosotros, que vivimos del mercado interno, nos complica. Si las importaciones están abiertas que sea en condiciones igualitarias, es decir, si acá no se pueden usar hormonas que sea igual para lo que se importa, no tenemos miedo a la competencia, pero en igualdad de oportunidades”, argumentó Irigoyen.

Sobre eso, dijo: “No podés comparar con un país que tiene otra inflación, otras posibilidades de crédito, granjas a las que llegás por caminos asfaltados, etcétera”. Sostuvo que para el productor, el cerdo que viene importado, tanto de Brasil como de Estados Unidos, y algunos países de Europa, constituye “una competencia desleal”.

“El precio estuvo quedado a principios de año, y el de los insumos principales estuvo alto al principio. Ahora está quieto. Sabemos que esto es un negocio cíclico, donde a veces tenés más margen, otras menos, y hay que ir administrando. Ahora viene fluyendo bastante bien”, añadió.

El número final, comentó, tienen mucho que ver los índices productivos de las granjas, porque el impacto del costo base cambia mucho si se producen 100 kilos más por madre o 100 menos. Si aumenta la producción, ese costo fijo se puede absorber de otra manera. Para Irigoyen, “ser eficientes es fundamental.Trabajamos mucho para poder mejorar, hemos mejorado los últimos años y todavía nos quedan cosas para hacer mejor”, expuso.

Mayor financiamiento, uno de los principales desafíos

Actualmente tienen 550 madres, pero están agrandando la granja con el objetivo de llegar a 700.
“Estamos en obra, todo con capital propio, sin créditos porque no hay financiamiento adecuado para estas cosas, así que vamos de a poco. La idea es llegar a 2023 con 150 madres más y ahí frenar, porque el siguiente paso sería ir a 1300 madres y es mucha plata para hacerlo en las condiciones actuales del país”, contó Irigoyen.

“Hay muchas cosas que me gustaría hacer, como el tratamiento de efluentes, o producir bioenergía y biofertilizantes. Pero no puedo, porque todo eso, por restricciones crediticias, financieras o macroeconómicas, hoy son inversiones prohibitivas”, indicó.

Tambien describió: “Me encantaría ir mejorando los números productivos de la granja, que han mejorado pero podrían ser mejores aún. Consolidar los grupos de trabajo es otro gran desafío que tiene que ver con mejores condiciones de vida de la gente, como acceso, luz e internet”.

Del equipo de redacción de ElSitioPorcino



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