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La porcicultura y la soberanía alimenticia en México

27 February 2024

MÉXICO - Hermenegildo Santisteban, líder de la Unión Ganadera Regional de Porcicultores de Sonora comenta que por el desafío de mantener a México en la lucha por la soberanía alimentaria, como el derecho humano de la población, para poder llevar a su mesa alimentos de calidad y a un precio accesible, la porcicultura nacional juega un papel preponderante, aún y con los retos que ha enfrentado en los últimos años. Por ello nos interesa reflexionar frente al futuro del inminente cambio de administración federal.

Por: Hermenegildo Santisteban

Fuente: Tribuna

Las políticas públicas del gobierno juegan un papel angular en la capacidad del pueblo para logar esta capacidad fundamental. Según diferentes organismos internacionales como la FAO, organizaciones no gubernamentales y foros Internacionales, como el de Roma en 2002 y 2009, han definido principios básicos para este objetivo: Priorizar la producción local, reconocer el derecho a conocer el origen de lo que se consume, apoyar a los productores mediante políticas públicas, incentivos a protegerse contra los precios dumping de los productos importados, apoyar las formas de producción, que mantenga la calidad de vida en las comunidades rurales, participación de los productores en el diseño de políticas agropecuarias, entre otros.

Un gobierno convencido de proteger a su población prioriza políticas eficaces del campo, así como producción de alimentos. Lo vemos por ejemplo en casos como el de Estados Unidos, que incentiva la siembra de grano y se protege a industrias claves como la producción de tomate, con precios piso a la entrada de producto mexicano; una industria lechera con protecciones en Canadá; China con sus programas de inventarios de seguridad por parte del estado, créditos y apoyos a productores; la Unión Europea, siendo pionero en el reconocimiento de denominaciones de origen. Con estos referentes, solamente queda ver qué puede hacer México para apoyar de manera seria a la soberanía alimentaria, particularmente en el ámbito de la pecuario.

La aportación porcícola a la soberanía alimentaria, cuesta arriba

Partamos de que ya más del 48 por ciento de la carne de cerdo que se consume en México es importada, principalmente de Estados Unidos, por lo tanto, ya no es un riesgo inminente sino una realidad, que pronto, más de la mitad lo que nuestro pueblo consuma de esta importante proteína, será producida en otro país, lo cual, nos hará dependientes para alimentar a nuestra población. Los hogares mexicanos perderán la capacidad de disponibilidad, y aumentará el peligro de aumentos bruscos en el precio; por ejemplo, si en un futuro la demanda de la carne, tanto en el vecino país como en alguna importante región consumidora como China aumenta.

Calidad y salud

El contar con una mayor participación por parte de productores locales, da una mayor certidumbre de abasto para todos los mexicanos. Habiendo producción en México, el consumidor tiene mayor certeza de lo que come -difícil controlar esto con carne que viene del exterior-, para ejemplo la cantidad de agua inyectada que presenta la pierna de cerdo importada no pudo determinarse y es un insumo para productos derivados, como los embutidos. La amenaza de enfermedades que no existen en México y que han devastado producciones importantes, requiere de una autoridad sólida y eficaz.

Economía y empleo

Por la naturaleza del negocio, las granjas se encuentran principalmente en zonas rurales. En 2022, solo en Sonora, las granjas generaban seis mil empleos formales y bien remunerados, las cuales se encuentran localizadas en los municipios con mayor marginación del estado; se surten seis rastros que generan otros 10,000 empleos, en las principales ciudades. Sumemos los empleos que generan las industrias periféricas a esta actividad como la comercialización de granos locales, fletes, medicinas, construcción, refacciones, combustible, etc. Todo esto contribuye al fortalecimiento del tejido social, el cual, se vería desmembrado de vulnerar a la porcicultura como pieza clave de soberanía alimentaria.

La preocupación de desparecer no es alarmista, ya es una realidad para muchos productores en nuestro país. Tan solo citando nuevamente el ejemplo de Sonora, observamos una reducción en el hato reproductor de alrededor del 25%, con todo lo que ello implica en la cadena de valor. Así mismo, cuando menos 15 productores o grupos porcícolas han cesado operaciones como ganaderos o están en proceso de hacerlo. El periodo 2022-2023 fue particularmente crítico con una caída generalizada de los precios del cerdo, enfrentando un costo del alimento elevado, debido a situaciones geopolíticas como la guerra en Ucrania. En 2024 vislumbramos un escenario con menores costo de alimento, pero continuará la presión a la baja en la carne de cerdo, por una oferta desbordada, debido a sobreproducción global.

¿Cómo se pueden diseñar políticas públicas para que la industria porcícola contribuya a la soberanía alimentaria?

El porcicultor se caracteriza por ser especialmente resiliente. Hemos enfrentado grandes retos y sabemos planear y programar para salir adelante, no obstante la competencia es desleal cuando hablamos de comercio internacional.

Es vital la defensa gubernamental, ante situaciones que violan los principios rectores del libre comercio, a guisa de ejemplo, la venta de carne de cerdo a México en condiciones de dumping. Los productores de Estados Unidos, están enfrentando márgenes bajos en su producción, con retos en la demanda para los cárnicos de cerdo, sin embargo, le apuestan a vender a nuestro país, pierna y espaldilla por debajo de sus costos. En vez de reducir producción en origen, esperan a que más porcicultores mexicanos reduzcan o eliminen la crianza de cerdos. Para nosotros es un claro ejemplo de dumping, práctica prohibida tanto por el TMEC, como por la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Mejora regulartoria

Un marco regulatorio moderno, de acuerdo a las mejoras practicas mundiales en la producción y comercio, es una asignatura pendiente. Las Normas Oficiales Mexicanas y los estándares que pongan piso parejo a los productores, para mitigar los elevados costos de producción a través de las medidas necesarias para su cumplimento, son una urgencia.

En esta materia podemos apuntar como medidas de política pública, el apoyo a la bioseguridad de las granjas como fondos de modernización, accesibilidad a seguros que protejan contra enfermedades del exterior devastadoras y mecanismos de apoyo a manejo del riesgo.

La producción de cerdo ha sido satanizada en cuanto al uso del agua; es necesario un diálogo abierto y objetivo para alcanzar el en entendimiento colectivo de su cuidado, armonizándolo con la sana producción de esta proteína. Los porcicultores estamos preocupados ante la actual situación, pero con optimismo de que podemos contribuir a la soberanía alimentaria, que se busca como parte del desarrollo en México en los próximos años.

Del equipo de redacción de ElSitioPorcino



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