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Los proyectos de macrogranjas porcinas y el futuro de Zamora
18 December 2017ESPAÑA - Los proyectos de macrogranjas ganaderas nacen envueltos en la polémica. Estas iniciativas que abogan por la cría intensiva de porcino, bien lechones o animales de cebo, despiertan un gran rechazo entre grupos ecologistas o personas sensibilizadas con la protección medioambiental.
En el lado contrario, están quienes defienden la creación de riqueza y puestos de trabajo en el ámbito rural, bajo el argumento de que los pueblos están muriéndose por inanición y necesitan proyectos capaces de enganchar a trabajadores jóvenes, que se asienten en localidades pequeñas y consigan frenar la galopante despoblación. Consideran este tipo de explotaciones como un mal menor ante la falta de otro tipo de inversiones.
La polémica surgió con fuerza hace meses en Soria por la iniciativa para crear un complejo pecuario para la cría y explotación de 20.000 vacas y la comercialización de 190.000 toneladas de leche al año, informa La Opinión de Zamora.
La movilización ciudadana ha sido muy grande y, de momento, el proyecto está parado a la espera de permisos y de la decisión concreta que adopte la Administración regional y las propias organizaciones profesionales agrarias, con una posición dispersa
En los últimos meses, los enfrentamientos dialécticos se han traslado a Zamora por la presentación de varios proyectos de instalación de grandes explotaciones de ganado porcino. La respuesta de los críticos ha sido inmediata y la oposición a estos proyectos ha ganado fuerza en las últimas semanas.
Los proyectos cuestionados en la provincia se refieren a granjas en Villafáfila, Cerecinos de Campos y Faramontanos de Tábara. En el primer caso la empresa que lo promovía, la catalana Batallé, lo ha descartado como consecuencias de las discrepancias que ha despertado. El segundo está paralizado y el tercero está a la espera de la consecución de la correspondiente licencia ambiental que tiene que tramitar la Junta de Castilla y León.
La iniciativa a desarrollar en el término municipal de Cerecinos contempla la cría anual de 3.400 cerdas reproductoras y 77.000 lechones. La sociedad promotora tiene capital zamorano y contempla la contratación de 12 trabajadores, preferentemente de la zona según los promotores. Su gestión está avalada por otra explotación similar que funciona desde hace años en Villaveza del Agua. En el caso de Faramontanos de Tábara, la explotación proyectada contempla la cría de 12.000 lechones al año.
La puesta en marcha de este tipo de instalaciones no es nueva en la provincia. El ejemplo más claro es el de la explotación que funciona desde hace años en San Cebrián de Castro, que gestiona la empresa catalana Batallé, la misma que planteó el proyecto de Villafáfila. Hay, además, un gran número de explotaciones de cría de lechones y de cebo diseminadas por las comarcas de la provincia agrupadas en grandes naves de producción.
Zamora fue la provincia española con mayor producción de lechones. Llegó a comercializar al año más de un millón y medio. Eso fue hace dos décadas. Ahora el sector se ha dado la vuelta. Apenas se venden tostones y lechones y el gran potencial está en los cebones -muchos de ellos ibéricos- que se crían por el sistema de integración. La actividad ha cambiado: las más de 5.000 pequeñas explotaciones de antaño ha sido sustituidas por unos cientos de naves.
El porcino ya no es un complemento de la economía cerealista, ahora está en manos de profesionales, empleados de las grandes integradoras del sector. De más de 110.000 madres reproductoras se ha pasado a menos de 35.000. El censo provincial de animales de esta ganadería está por debajo de 400.000 ejemplares, de ellos más de 150.000 de cebo.
El debate sobre las macrogranjas está en la calle y no parece fácil la mediación entre las dos partes enfrentadas. Quizás habría que buscar aquí también el término medio, hacer un estudio sobre la situación medioambiental de la provincia y comprobar la capacidad que tiene el territorio de asumir este tipo de explotaciones. Con esta información sería más fácil fijar el número de granjas que puede albergar las comarcas zamoranas en base a su grado de contaminación.
Es verdad que este tipo de explotaciones vienen rebotadas de otras comunidades autónomas como Cataluña y de países europeos como Holanda o Dinamarca. Pero si algo tiene Castilla y León es territorio, muchas veces nada aprovechado. Es la región más amplia de Europa, mayor incluso que Portugal, con una población que no llega a 2,5 millones, mientras que el país vecino acoge a más de 10 millones de habitantes.
La contaminación es pequeña, mínima en muchas comarcas, precisamente las más afectadas por una despoblación galopante, que amenaza claramente el futuro, con una sangría poblacional que supera en Zamora los 3.000 habitantes por año.
Es necesario, urgente y vital fijar población en el ámbito rural. Por eso tienen que ser bienvenidos todos los proyectos que supongan crear puestos de trabajo. Pero, claro, que no pongan en riesgo el mayor tesoro del que puede presumir esta región: el patrimonio natural.
Por eso, si se autorizan macrogranjas tiene que hacerse con plenas garantías: respetando la normativa medioambiental comunitaria, muy exigente, y propiciando que las plantillas de trabajadores sean de las zonas donde se lleven a cabo las iniciativas. El ámbito rural no puede aceptar proyectos de desarrollo a cualquier precio, pero tampoco enrocarse y ver pasar, sin inmutarse, su propio entierro.
Del equipo de redacción de ElSitioPorcino